lunes, enero 23, 2012

Canciones socioeconómicamente relevantes. Parte II.

El carretero. (Clic en play para disfrutar la canción).

Siempre he creído que la verdadera grandeza está en la sencillez, pues las cosas importantes no necesitan aspavientos para hacerse notar. Y como tal, miles de cosas que nos rodean, apelan a la sencillez como su más grande virtud y asimismo formando buena parte de su esencia, pues basta contemplar la naturaleza, o la silenciosa majestuosidad del cielo estrellado, o la sonrisa de los niños como para darnos cuenta de lo poco ponderada que tenemos tal virtud en nuestra época. Y como habitante del mundo globalizado y tecnológico, debo decir que el contraste es enorme entre la sofisticación de nuestros días y la absoluta sencillez de la vida en el campo y su gente.
El carretero, composición del cantautor cubano Guillermo Portabales bien refleja esta realidad abstrayéndose al mero ejercicio cotidiano del agricultor y sin considerar (acertadamente en mi opinión) los espinosos temas políticos que plantea la realidad agrícola en Latinoamérica, pues de ser así, seguramente la tragedia, el dolor y la injusticia probablemente hayan ocupado su lírica. Afortunadamente no es así en este caso.

La idiosincrasia alegre, trabajadora y lírica del agricultor es detalladamente representada a lo largo de la canción, retratando la rutina de su trabajo, desde el arado del terreno hasta la entrega de su producto al transbordador a bordo del inseparable componente equino, planteando en términos agrícolas la naturaleza del ciclo de la vida, ganarse el sustento con el sudor de la frente.

El carretero es un hombre idealista e inocente, pues "trabaja duro para poderse casar y así lograr ser un guajiro dichoso", es un hombre que cree en el compromiso y el amor de su pareja y quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar y compartir con los agricultores, bien sabemos que los lazos familiares en la vereda, son mucho más fuertes que en la urbe; no cree en el utilitarismo de las relaciones ni en la sacralidad del dinero, el carretero entiende que su habitación es la tierra y su patrimonio es su familia y su entorno; el carretero es un sujeto que pese a su penosa labor, va alegre cantando a entregar su producto a diferencia del ejecutivo que es víctima de las auditorías e informes que le han robado las ganas de cantar y meditar en las cosas realmente importantes de la vida; el carretero vive en el campo y es orgulloso de ello, no necesita autos de lujo ni smartphones de última generación para estar contento, el vive bien entre cultivos, animales y aire puro, ¿y no era así la vida en un principio? mientras nosotros idealizamos artículos como signos de status y somos víctimas de necesidades artificiales que nos plantea la sociedad de consumo. 

El carretero conoce el secreto de la felicidad y todos los días lo está anunciando, pues es feliz haciendo lo que más le gusta, cultivar la tierra y vivir en el campo, es un hombre pacífico, hospitalario, generoso, sencillo e inocente en muchos casos… creo no equivocarme en afirmar que es más civilizado que aquel que vive en la autodenominada civilización.  Y sin lugar a dudas, solamente el segmento primario de la economía es capaz de dar a luz una canción tan bellamente ilustrativa de la riqueza espiritual del agricultor.

Y como las buenas canciones, “El carretero” no necesita instrumentos sofisticados para sonar bien, solamente apela a su esencia espiritual para poder conmover al oyente atento y poder así transmitir lo valioso de su mensaje, como un eco reverberante en esta era de esnobismos, tecnología y afanes, recordándonos que ellos, los campesinos, son el soporte esencial de nuestra sociedad y economía, y asimismo desafortunadamente, ellos han sido quienes han puesto los muertos y han escrito con su sangre, las tragedias de nuestra realidad sin importar el matiz político e ideológico de los conflictos, ellos vistos con desdén, son en mi opinión, una especie de portavoces divinos que nos recuerdan que el hombre fue hecho para la naturaleza y no para abusar de ella y asimismo nos ilustran el enorme valor de las cosas sencillas que ha perdido el hombre en aras de la vanidad, el status y el glamour que tanto idealizamos como sinónimos de éxito y bienestar.

Estimado lector, ¿quiere explorar la riqueza espiritual y material que aparentemente no tiene? Lo invito a disfrutar de la hospitalidad y el buen trato de los agricultores de su comarca, para que compruebe por sí mismo, que “el campo es el Edén más lindo del mundo entero”.

Gracias por leer y un abrazo!!

No hay comentarios: