miércoles, diciembre 07, 2011

Canciones socioeconómicamente relevantes. Parte I.

“Mamá donde están los juguetes"

Llega navidad y con ella, llega igualmente el frenesí consumista impulsado por el imaginario capitalista de felicidad y bienaventuranza, y por igual llegan las nostalgias, frustraciones y desazones de aquellos que no gozarán de una feliz navidad entendida en el sentido capitalista.
Me confieso como una subespecie de Grinch que a similitud del personaje del cuento, no se opone a la alegría navideña sino al vulgar espíritu consumista y esnobista que rodea a la época; y por extensión me son indiferentes las cosas que adornan a la navidad como las novenas, la decoración, los aguinaldos, las anchetas, las luces y los villancicos, pues son cosa tan trillada y manoseada que sinceramente pierden su encanto, salvo que el hechizo de la sociedad de consumo nos genere otro tipo de apreciación, cosa que no creo.

Y en el sentido más consumista del asunto, debo decir que existe algo que como a buen colombiano, me genera un severo cuadro de depresión; es aquel villancico que narra la tragedia de un niño que año tras año no recibe sus juguetes, manifestándole a su mamá  con un canto lastimero y que hiere el alma, la razón de su penoso relegamiento en el nicho social en el que se desempeña. Cruel nicho social por cierto.

La canción hace llorar, ya sea por la letra o por el tono desgarrador del niño que narra en clave de tragedia, su tristeza al no recibir un regalo en navidad reprochando y pidiendo explicaciones de su desgracia. Bueno preguntas como esas nos las hemos hecho todos en algún momento y nos llevan a considerar que algo no está bien en este universo. Pero no sé si es más triste la explicación que otorga la mamá en tono de conjetura ante los cuestionamientos de su vástago o si es peor ver que el imaginario de la sociedad de consumo se ha impuesto por encima de las cosas realmente valiosas como el abrazo de mamá, pasar una navidad así sea sin nada pero juntos, meditar en el nacimiento de Jesús, y pensar en las contradicciones de la vida… No quiero sonar cruel, pero no hay mejor escuela que el sufrimiento y la adversidad para  forjar hombres de carácter para enfrentar la vida; en ese sentido, creo que ese niño con el tiempo habrá aprendido a valorar cosas como el trabajo, el ahorro y la familia a diferencia de muchos que en su niñez, adolescencia y adultez recibieron todo y en abundancia y jamás supieron valorar cosas como el trabajo, la disciplina, la fe y el valor de las cosas inmateriales que como bien resaltaba Facundo Cabral, “solo lo barato se compra con el dinero.”

Mención aparte merecen las imprecisiones tocantes al carácter del niño Jesús a las que llega el niño y la mamá tratando de resolver el rompecabezas teológico que plantea la canción; ¿Acaso Jesús espera que un niño se porte bien para bendecirlo con un juguete? ¿Por qué el chico dice que el niño Jesús no lo quiere? ¿Es Jesús un legalista? ¿Dónde queda la omnisciencia de Dios si no pudo ver la carta en la chancletita? ¿Y a quién se le ocurre poner una carta en una chancleta?

Bueno no sé cual sea su caso estimado lector, pero sin tirármelas de teólogo puedo decir que la canción sugiere que Jesús es un legalista tacaño, aunque tal reflexión puede ser motivada por la estrechez económica y el desespero del vástago; no sé, pero el hecho de abrir mis ojos y ver que Dios nos regala un nuevo día o sentir un abrazo de mamá, es apenas un abrebocas de la generosidad divina; por otra parte, Dios espera bendecir a sus hijos por el simple hecho de ser sus hijos y no si hicieron alguna travesura típica de la edad, recordemos que Jesús enseñó “Si ustedes siendo malos (mezquinos, egoístas, pendencieros) dan cosas buenas a sus hijos, ¿Acaso mi padre no les dará cosas buenas a ustedes?” y también: “El reino de los cielos les pertenece a los niños” y pregunto ¿qué mayor regalo que ese?...

Por otra parte, la cuestión de la chancleta no resiste el menor análisis.

Finalmente cabe anotar que quizá tanto la madre como el niño prefieren ver el vaso medio vacío, pues el final del villancico sinceramente hace odiar la navidad, porque año tras año, el pobre niño se queda sin regalos y la mamá solo le ofrece resignación y rezos; no sé si suene un tanto indolente, pero creo que la madre del niño es una representación fiel de nuestra idiosincrasia que espera que otros solucionen nuestros problemas cuando en realidad las soluciones muchas veces están al alcance de nuestras manos, porque tenemos la capacidad de crear, trabajar y traer soluciones a nuestra colectividad, porque insisto, cualquiera de nosotros bien puede ser una bendición para otros, llevar provisión a otros y ser un milagro en la vida de una persona… aún en las peores y más dramáticas situaciones en que nos encontremos. Si no es así, que alguien me explique qué quiere decir Pablo cuando dice que “todos somos el cuerpo de Cristo”.

En resumen, y en mi opinión, “Mamá donde están los juguetes” es de esas canciones que engordan y fortalecen mi espíritu de Grinch, porque la inocencia y el lamento que transpira su lirica, nos muestra el lado b de la navidad que de consumista tiene mucho, pero que de festividad cristiana al parecer queda menos cada vez que pasa el tiempo. Y por otra parte, “Mamá donde están los juguetes” es de esas canciones que junto a “La cama vacía” de Oscar Agudelo, “¿Por qué se fue?” de Leo Dan, y “Adiós a la mamá” de Charles Aznavour, son cantos a la desgracia, el dolor y la miseria y constituyen dosis grandes de masoquismo a cualquiera que voluntariamente las desea escuchar.

Gracias por leer y un abrazo!